En mis tabachines vive una familia de zanates desde hace un buen tiempo, son dos pájaras y un macho hermosísimo medio escandaloso y presuntuoso, le encanta bajar al jardín cuando regamos el pasto, se pavonea delante de sus compañeras (pavonearse se refiere a pavo, cómo se diría para un zanate, ¿zanatea?) Tengo una especial predilección por los pájaros y a éstos que viven en mi casa, los amo. De repente han aparecido dos pajaritas delgaditas una más grande que la otra y un gordito, con los ojos muy rojos, es el macho, chiquito, redondo, redondo, cuando quiere volar se sostiene en el aire como un colibrí rechoncho, se queda ahí como un helicóptero queriendo alzar el vuelo, pajarito presumido. Me gusta darme cuenta de que me doy cuenta de lo que pasa a mi alrededor, de enterarme de que mis zanates han sido padres después de tantos años de observarlos, me gusta darme cuenta de que si me entero de esto, soy consciente, no me engaño, y vivo mi realidad y si esto es cierto lo demás es pan comido.
Queda pendiente otro post, ya les contaré de los colibrís
lunes, 21 de abril de 2008
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario